Habían transcurrido cerca de cinco meses desde mi «salida» de Casadevall & Pedreño y comenzaba ya a acostumbrarme a los placeres del «dolce far niente», cuando recibí una llamada telefónica que cambió mi vida para siempre. Una voz femenina al otro lado de la línea se identificó como la secretaria de Begoña Cuesta, a la sazón Directora Creativa Ejecutiva de la oficina madrileña de Bassat, Ogilvy & Mather, y me dijo que su jefa deseaba verme y charlar conmigo. Aquello sonaba a oferta de trabajo y naturalmente acepté la cita. Seguir leyendo