Este anuncio que veis un poco más arriba aparece en un folleto de una conocida inmobiliaria. En él se ofrece la posibilidad de comprobar, con la ayuda de unas gafas de realidad virtual, cómo quedaría, una vez reformado y amueblado, un piso de 2ª mano. Así, el posible comprador o inquilino no se ve obligado a hacer ningún esfuerzo mental para imaginar la casa de sus sueños. Las gafas de realidad virtual le permiten visualizarla inmediatamente sin tener que esperar a que una cuadrilla de obreros la pinten, echen abajo paredes, levanten tabiques, acuchillen suelos de madera o instalen luces, inodoros y bañeras, de modo que el comercial de la inmobiliaria vende por adelantado la satisfacción que produce poseer un piso reformado a gusto del comprador. El deseo ha sido sustituido por el hecho consumado; lo aspiracional, por lo real. Seguir leyendo