«Cuando fundamos nuestra agencia, teníamos en mente el tipo de personas que queríamos con nosotros. Había dos requisitos: tenías que tener talento y ser una buena persona. Si eras simpático pero sin talento, lo lamentábamos mucho, pero simplemente no podía ser. Teníamos que ‘hacerlo’. Y solo un gran talento nos ayudaría a conseguirlo. Si eras un tipo talentoso, pero no una buena persona, no dudábamos en decir ‘No’. La vida es demasiado corta para sacrificarla viviendo con un bastardo «.
(Bill Bernbach, 1911-1982)
Frecuentemente, en los libros, revistas y blogs dedicados a la publicidad se citan numerosas frases de Bill Bernbach relativas a la creatividad, las relaciones con los clientes, el marketing y la comunicación. Pocas veces, sin embargo, aparecen frases como la anterior, en la que el genial publicitario mostraba su preocupación por el carácter y los valores éticos de sus empleados y colaboradores. Como queda claro en el párrafo, Bernbach situaba en el mismo plano de importancia el talento profesional y la bondad. Si eras un tipo majo pero carecías de talento, las puertas de su agencia estaban cerradas para ti; pero igualmente, si eras un cabrón, ya podías tener todo el talento del mundo, que jamás entrarías en ella. Seguir leyendo